Me tiemblan las manos cuando escribo, hace varios días que imagino el gusto del vino patero frío en los labios, me emociono de sólo pensar que voy a llegar a la posada de doña Rosa y ella va a estar ahí, con una sonrisa que le desnuda el alma de los sufrimientos en su tierra india y orgullosa.
Pienso en el cartel que me advierte que correr puede ser perjudicial para mi corazón maltratado, porque estoy a 1997 metros sobre el nivel del mar, y que hay grandes posibilidades de que mis horas ahí, coincidan con los 360 días de sol al año, que bendicen a la casa de la Pachamama.
Voy a volver a Amaicha voy a caminar por los Zazos, despacito hasta el dique, desde ahí voy a seguir la acequia hasta El Remate, donde "es perfecto el aire, la cumbre bajo el sol", y prometo que "de lo que quede de mí, te llevo un poco".
Los 90
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Con todo lo perniciosa que fue para el país, hay un par de cosas que sí
extraño de la década de los 90: que no había inflación y que no había
grieta pelotu...
Hace 2 años