
"El país perdió a un héroe de la democracia, falleció Alfonsín", titulé ayer y nadie me dijo nada en el diario, mi cara era de muy, pero muy, pocos amigos. Todos saben que soy radical, no de los alfonsinistas, pero aún así la muerte del Alfonso (como era su seudonimo para escribir en la revista "Inédito" de Mario Monteverde) me afecto mucho.
El viejo, él en persona, me hizo radical. En el año 1994 o 1993, yo estaba en cuarto o tercer año del colegio Gymnasium, de donde salieron muchos dirigentes del ala radical universitaria "Franja Morada", ellos se encargaron a invitarnos a una charla que el líder de la UCR daría en el colegio nacional. Una profesora de historia, que no quiero nombrar, me encomendó la tarea de hacerle la pregunta que ella no se animó a largar. Como no tuve oportunidad durante la charla, lo encaré:
Diego: Perdone doctor (muy educado yo)
Héroe de la democracia: No tengo nada que disculparle correligionario ( se me hizo un nudo en la garganta, el mismo que tengo ahora)
Diego: (reprochando en nombre ajeno)"¿Por qué dictó la ley de obediencia debida y punto final?
El viejo dejó de atender a todos los que se habían acercado a saludarlo, pidió un minuto y se dedicó a explicarle a un niño irreverente, que el momento histórico de la Argentina "pedía paz y no una guerra que la democracia no podía arriesgarse a perder", que si a mí, a mi edad, "me dolía el pecho de bronca", me imagine como estaba el, que había visto a sus amigos "irse y perderse en la barbarie para nunca más volver", me dijo que era una carga que llevaría hasta la tumba, pero que "la consolidación de la democracia, era su reconciliación consigo mismo cuando sentía esa culpa".
Hasta ahora había contado millones de veces esta anécdota y nunca conté que me había dicho, el Alfonso.
Desde ese día hasta ahora, dos cosas me quedaron dentro, El radicalismo y la convicción de que la democracia vale la vida, el dolor y la críticas porque "CON LA DEMOCRACIA SE COME, SE CURA Y SE EDUCA"
Dios y la historia lo tengan en la gloria ¡Gracias por todo lo que nos (y me) dio, "a nosotros a nuestra posteridad y a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino"!