Desde el norte lejano a nuestras costumbres y pasiones ha llegado una nueva imposición, “Hay que erradicar a la hoja de coca”. Me pregunto porque y la respuesta se abalanza sobre mí con una
troupe de obsecuentes que juran y perjuran que la coca es mala “tiene cocaína”. En todo caso la cocaína tiene coca, como las balas tienen pólvora y no viceversa. El problema es que en estados unidos y
europa (así en minúsculas como se lo merecen) el consumo aumentó de manera desproporcionada con el resto del mundo, y como es más fácil meterse en
Latinoamérica que en la casa de sus propios
dealers, ahora se dedican a
demonizar el consumo de un
vegetal que está muy arraigado en las costumbres del norte argentino. No me imagino hacer a la
Pachamama una ofrenda de Red
Bull o
Cafiaspirinas. Me niego a que bastardeen mis costumbres para imponerme otras, ya me banco a un
boludo disfrazado de rojo invierno a merced de los 40º de las
navidades tucumanas y las fiestas de
Jalogüin (o como
carajo se llame) en vez del día de los fieles difuntos, pero lo de la coca se va de madre, que la paranoia y la
inconducta yanqui la paguen ellos yo seguiré “
coqueando” y ofreciendo a la Madre Tierra lo que ella me da a mí. Parece que la profecía anónima empezó a cumplirse por más que quemen todas las plantaciones de
América tendrán que aceptar que: “La venganza del
Inka duerme en la hoja de coca, pero sólo despierta en el cuerpo de los conquistadores”
1 comentario:
Buenas, quería comentar que el escrito "La venganza del Inka..." me parece sumamente acertado. Yo soy de españa (sí, también lo pongo en minúsculas), soy ex-adicto a la cocaína (llevo año y medio sin consumir), pero creo que la cultura de un pueblo tienes que estar muy por encima... Cuánta razón tienes al decir que para los yankies y los europeos es mucho más fácil mirar hacia afuera que no solucionar sus propios problemas...
Carlos.
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