Nadie les hizo caso a quienes intentaban defender a la democracia y su máximo representante, el lógico corolario fue un golpe de Estado que acabo por silenciar amigos y enemigos. Ilia demostró valor hasta sus últimos instantes al frente de la primera magistratura. Transcribo este dialogo para los que aún creen la mentira de que el “Gran Arturo” era un cobarde.
El diálogo, por momentos violento, sostenido entre Illía y dos militares que fueron a su despacho presidencial a desalojarle es revelador de la calidad de hombre y estadista que debieron enfrentar los golpistas en 1966:
General Alsogaray: "Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe".
Presidente Illía: "El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo. Mi autoridad emana de la Constitución Nacional, que nosotros hemos cumplido y que usted ha jurado cumplir. A lo sumo, usted es un general sublevado, un vulgar faccioso que engaña a sus soldados y se aprovecha de esa juventud que no quiere ni siente eso".
General: "En representación de las Fuerzas Armadas, vengo a pedirle que abandone este despacho. La escolta militar lo acompañará".
Presidente: "Usted no representa a las Fuerzas Armadas, sólo representa a un grupo de insurrectos. Usted es, además, un usurpador que se vale de la fuerza de los cañones y de los soldados de la Constitución para desatar la fuerza contra la misma Constitución y la ley. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos, que, como los bandidos, aparecen de madrugada".
General: "Doctor Illía, su integridad física está asegurada".
Presidente: "Mi bienestar personal no me interesa. Me quedo trabajando en el lugar que me indica la ley y mi deber. Como comandante en jefe, le ordeno que se retire".
General: "Recibo órdenes le las Fuerzas Armadas".
Presidente: "El único jefe supremo de las Fuerzas Armadas soy yo. Ustedes son los insurrectos. ¡Retírense!".
Los militares abandonaron el despacho y regresaron unas horas después respaldados por un contingente armado. Fue entonces cuando consumaron su propósito. Una nueva esperanza democrática se desvanecía, para dar paso a la iluminación golpista, que duró siete años.
Para los que quieran saber más del hombre que representa todo aquello que la política debería respetar, honestidad, austeridad y defensa de las instituciones y los valores democráticos lean este artículo de Hugo Gambini. http://ucr.pais-global.com.ar/index.php/128
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